Según el libro del Dr. William Glasser aprendemos a elegir
de forma irracional, utilizando nuestras emociones, confundiéndolas con la razón
y la coherencia lógica, el lado derecho del hemisferio cerebral. Cuando somos
pequeños escogemos que dulce queremos comer o que comida vamos a probar, los
padres nos enseñan que ropa y que colores utilizar y nos quedamos con el más
bonito o el que tuvo más elogios de los demás hacia nosotros según nuestra percepción.
Cuando somos adultos elegimos en base a los sentimientos,
cuando contestamos el celular lo hacemos porque sabemos que la otra persona nos
contestara y hemos tenido encuentros y conversaciones favorables que funcionan
como reforzador y hacen que repitamos la acción una y otra vez.
Se forma entonces en nuestra mente una imagen parametrada
donde las ideales sucumben ante una preferencia emocional o emotiva, siendo el
principal problema en nuestra realidad. Cuando tenemos que adquirir algo o dar
algo a alguien que lo necesita, entonces hablamos de preferencias especiales o
preferencias discriminativas, situación en la que nos caemos en cuenta hasta
que después de aquella elección emocional nos da una cachetada y nos hace
reaccionar especialmente cuando ya es tarde para cambiar.
Se vienen las elecciones regionales y tenemos muchos
candidatos que apuestan por nuestra ciudad podemos incluso adivinar por no
decir predecir, cuál será el ganador pero no es la realidad la que nos lleva a
una elección justa sino aquella que es movida por esta preferencia
discriminativa que nos hace según nuestro parecer y experiencia es la mejor opción.
Sin embargo no vemos que esto no funciona de acuerdo a
nuestras expectativas y al pensamiento mágico (donde abunda la fantasía) que
tenemos todos en nuestra mente, con el afán de mejorar y sentirnos bien,
optamos como dice el Dr. William Glasser por una elección con nuevas teorías donde
la razón y la coherencia lógica pierden sentido.
Freud el padre del psicoanálisis dijo “soy un hombre de ciencia
nada tengo que ver con la política” Si bien es cierto la Psicología no se mete
en la política, pero puede analizar los políticos respecto a sus personalidades
en casi de los Fujimoristas y Apristas con problemas de MEGALOMANIA donde los
defectos y errores no son considerados importantes pues se minimizan a tal
grado de negarlos o echárselos a otros, existen buenos candidatos, escojamos
con conciencia analizando su currículo y no confundiéndolos con el mesías
moderno.
El verdadero político no es aquel que más dice o más insinúa
amenaza o rechaza, sino aquel que sin decir mucho hace más que los demás y trabaja
delegando funciones y sabe coordinar acciones a favor de la población, ellos
saben que queremos escuchar y nos ilusionan porque conocen nuestras inquietudes
y necesidades ya que ellos tienen asesores que lo orientan durante su campaña
electoral, entonces nos embaucan con palabras bonitas y promesas falsas. Ante
estas situaciones no nos dejemos llevar por las emociones ni hagamos elecciones
basadas en fantasías sino usemos la razón y la coherencia lógica cuando se
trata de elegir un gobernante.
Recordemos esta frase: “mi abuelo no le tenía miedo a nada
solo a los idiotas porque son muchos y se eligen entre ellos”